Vicente Herrera Márquez
Me ofrecen trabajo en una
empresa internacional que recién se está
instalando en el sur del país, buen sueldo, casa para la familia, auto, playa,
montaña, tranquilidad y aire puro.
Pero… ¿Salir de Santiago y
dejar los partidos de futbol, los conciertos de rock, el cine de estreno, el
teatro del bueno, los restaurantes, las picadas y las reuniones de amigos?
No sé… lo estoy considerando,
la oferta no es mala, pero en Santiago tengo todo… tendré que pensarlo un poco más y conversar con la familia.
La voz de mi señora me saca de
estos pensamientos con aroma de cemento y smog de la ciudad
mezclado con florecillas del campo y aire de montaña.
—¡Amooor, vamos al cine! Y
después podemos pasar a comer a ese restaurant peruano que le hacen propaganda.
—¡Pero amor! Si en la tele dan una muy buena película y yo
puedo preparar unas ricas hamburguesas, mejor nos quedamos en casa.
Desde el segundo piso se oye
la voz de mi hija adolescente:
—¡Paaapiiiiii! Me llevas al
concierto de Justin Bieber, van todas mis amigas.
—¡Pero hija! ¿Para qué? Si el
sábado lo van a repetir por la tele y tranquilamente podemos verlo todos.
Del patio llega corriendo mi
hijo de 12, traspirando y con una pelota en la mano (Hijo de tigre)
—Viejito, mañana es el clásico
entre la Universidad de Chile y el Colo Colo ¿Compraste entradas?
—No
—¿Entonces?
—Entonces lo mejor es que compremos
pizza, unas gaseosas para ti y unas cervezas para mí y tranquilamente sin
exponernos a cualquier disturbio lo vemos por la tele.
Viene llegando del Jardín de
Párvulos mi pequeño retoño, el regalón
de la casa entra corriendo y casi gritando:
—¡Papito, papito! hoy
estuvimos aprendiendo de animales, y por eso ahora quiero ir al zoológico a ver
el hipopótamos y la jirafa ¿Vamos? Sí papito, dime que sí.
—Hoy no mi pequeño rey de la
selva, estoy muy cansado, otro día. Hoy podríamos ver Animal Planet.
De repente el sonido del
teléfono me saca de mis cavilaciones, es uno de mis mejores amigos, compañero
de secundaria, colega y cómplice en muchas situaciones, que con un aire un poco
misterioso me dice que esta noche hay una reunión del Club de Tobi en casa de
otro amigo que hace poco se separó de su mujer…
—No amigo, lo lamento pero hoy
tengo compromiso con mi mujer, y Ud. Sabe compadre que donde manda capitán…
Ya tomé una decisión
—¡Nooooooo! No me voy al sur.
—¡Nada es mejor que vivir en
Santiago! Santiago tiene todo y a la
mano.
—¡¡¡Por favor no apaguen la
tele!!!!!!
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